campo de concentracion
AUSCHWITZ.
Por
Dr. Mg. Raúl Pino-Ichazo Terrazas (*)
Bertold
Brecht decía “el dolor siempre es fructífero” y en la
República Federal de Alemania cuán profundo es el dolor de sus
habitantes actuales por el odio a los judíos de otras generaciones.
Surge la interrogación inevitable sobre la realidad del descuido en
Alemania por la disminución del racismo, el odio hacia los judíos
y la hostilidad a los extranjeros; la respuesta se fundamenta en la
necesidad imperiosa de esa nación de consolidar la democracia.
La
democratización en la República Federal de Alemania post-nazi fue
uno de los objetivos primordiales para su consolidación como nación
europea; pese a ese noble esfuerzo no logró extirpar algunos brotes
contenidos y ocultos de sentimientos negativos.
En
una nación que cumplió mas de 50 años de democracia después del
nazismo irrumpe otro incontenible cuestionamiento: ¿ Por qué
tolera la sociedad alemana actual estos sentimientos negativos y
anacrónicos si su nación ha vivido uno de los episodios más
tristes y sangrientos de su historia? se debe reconocer que el
punto de partida fue una sociedad casi totalmente integrada al
nazismo y su intensa internalización en las familias de entonces. El
final de la guerra no fue una liberación, fue una derrota al
racismo y a la quimérica idea de una raza superior.
La
transformación de una sociedad totalmente inclinada al nazismo y el
surgimiento de otra con principios democráticos , respeto profundo
a las libertades individuales y fundamentales fue y sigue siento un
proceso sobremanera difícil y complicado pues está relacionado con
la disposición espiritual de cada miembro de esa sociedad, y durante
este tiempo se ha internalizado la barbarie consumada por los
nazistas, por lo tanto, es más importante que ésta se internalice
en el entendimiento de las familias pues ahí reside el fututo de
esa sociedad.
Naturalmente que los recuerdos y
sentimientos de este espantoso genocidio de Auschwitz y otros
campos de exterminación,se desestructura progresivamente y crece el
deseo que desaparezca definitivamente, sin embargo, esta aspiración
no se puede consolidar con la irrupción de pequeños grupos nazistas
que han logrado ingresar como miembros del Parlamento Alemán;
penosa realidad que los extraños a esa nación consideraban como
un hecho imposible por la conmoción que generó el holocausto.
Necesario
es, en orden a la equidad, que no solo fueron víctimas de este
episodio psicopático los ciudadanos judíos sino el genuino pueblo
alemán que fue víctima de incesantes bombardeos y situaciones de
espanto y desesperación. La conciencia de los alemanes siguió la
posición sincera de la mayoría en reconocer la barbarie de
Auschwitz y, otros pocos, optaron por encubrir los dramáticos e
irreparables hechos ocurridos.
La
reparación de este genocidio solo puede demostrarse con la actitud
de convivencia armónica y solidaria con la minoría de población
judía que vive en Alemania. Los lectores asentirán, como yo, que es
imposible aspirar a una reparación completa.
Lo
que es imperdonable fue la realidad vivida con la justicia que, en
los años 45 actuó con toda drasticidad y pruebas para juzgar, en
juicios respectivos, a los nazistas culpables de esta demencia contra
los judíos, empero, por influencia de las fuerzas de ocupación,
sobre todo los norteamericanos, se toleraron juicios más benignos
para juristas, médicos y otros que actuaron directamente y con
responsabilidad inamovible en el holocausto; ahora, esos personajes
están insertados en sus actividades. Naturalmente se trata de
personas de la tercera edad por el tiempo transcurrido, que no les
libera de hacer acto de contrición todos los días por haber sido
beneficiados.
Es
una realidad que la República Federal de Alemania ha culminado con
esfuerzo titánico el milagro económico alemán y logró una
democratización de sus fuerzas políticas, consolidando un
ordenamiento jurídico impecable inmerso en una Constitución,
empero, es irrefutable que este episodio de Auschwitz, como otros
relacionados con el nazismo quedarán como parte indivisible de su
historia, olvido excluido.
Un
hecho similar al de Auschwitz que destrona los valores de la
humanidad, no debe repetirse y la internalización constante de lo
sucedido en la sociedad y las familias, además de visitas a los
campos de exterminio, es vital para penetrar en el intelecto de los
jóvenes que les espera dirigir al mundo.
Los
grupos neonazistas saben conscientemente que una aspiración de
mantener el odio al pueblo judío, el racismo y la hostilidad a los
extranjeros es una afrenta a la propia identidad actual de la
República Federal de Alemania.
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(*)-Dr.
Mg. Raúl Pino-Ichazo Terrazas es abogado, posgrados en
Interculturalidad Educación Superior, Filosofía y Ciencia Política
(Maestría), Alta Gerencia para abogados (UCB-Harvard), Arbitraje y
Conciliación, Derecho Aeronáutico, Oratoria Jurídica, doctor
honoris causa en HUMANIDADES (IWA-Cambridge University, USA).